Depresión
¿Qué es la depresión?
La depresión es un trastorno mental que se caracteriza principalmente por un bajo estado de ánimo, unido a sentimientos de tristeza, con alteraciones del comportamiento, del grado de actividad y del pensamiento. Los sentimientos de tristeza, pérdida, ira o frustración interfieren con la vida diaria durante un período de algunas semanas o más (dependiendo del tipo de depresión).
Los expertos señalan que los signos más destacables y visibles que te pueden indicar que estás sufriendo una depresión son los sentimientos persistentes de tristeza, ansiedad, pesimismo, culpabilidad o la pérdida de interés en hacer actividades y pasatiempos, pero no son los únicos.
Otro de los signos que se relacionan con esta enfermedad es la pérdida de interés en actividades o pasatiempos, falta de energía, fatiga, la sensación de estar más lento o la dificultad para tomar decisiones, recordar o concentrarse. Las actividades que antes eran placenteras, han dejado de serlo.
La depresión también se puede manifestar a través de la dificultad para conciliar el sueño o, por el contrario, por un exceso de las horas de sueño, además de por cambios en el apetito o problemas digestivos sin causa aparente que no se alivian con tratamiento. Es decir, sintomatología física. Por otro lado, también pueden ser indicativos de un trastorno depresivo pensamientos relacionados con la muerte, así como inquietud o irritabilidad, entre otros.
Si estás sufriendo cualquiera de estos síntomas de forma constante, recomendamos recurrir a un profesional que te indique cuáles son los siguientes pasos a seguir. La salud mental es parte imprescindible de la vida.
¿Cuáles son los síntomas de la depresión?
Los síntomas principales de la depresión son la tristeza profunda, la pérdida de interés y de la capacidad de disfrutar y una disminución de la vitalidad que limita el nivel de actividad y produce un cansancio exagerado, que aparece incluso después de realizar pequeños esfuerzos. Falta de energía e ilusión.
Básicamente, la depresión es un trastorno del estado de ánimo que causa síntomas de angustia. Estos sentimientos terminan afectando a cómo las personas se sienten, piensan y coordinan actividades diarias básicas como dormir, comer o trabajar.
Además, pueden aparecer otros síntomas, como los sentimientos de culpa o de incapacidad, la irritabilidad, el pesimismo ante el futuro, la autoestima se resiente, las ideas de muerte, la pérdida de confianza en uno mismo o en los demás, la disminución de la concentración y la memoria, la intranquilidad, los trastornos del sueño y la disminución del apetito y de la libido, entre otros. Digamos que la visión de uno mismo cambia a peor.
Los síntomas de depresión incluyen:
- Estado de ánimo bajo o irritable, constantemente.
- Dificultad para conciliar el sueño o tener mucho sueño. Levantarse muy temprano o dormir demasiado.
- Cambios en el apetito, a menudo con aumento o pérdida de peso. Comer más o menos de lo usual o no tener apetito.
- Cansancio y falta de energía. “No podemos con la vida”. Sentirse cansado, aun después de dormir bien.
- Sentimientos de inutilidad, “no puedo”, mala imagen de sí mismo y culpabilidad. Sentirse culpable, que no vale nada o desamparado.
- Dificultad para concentrarse. “Se nos olvidan las cosas”. Tener dificultad para concentrarse, recordar detalles o tomar decisiones.
- Movimientos lentos o rápidos. “No tengo energía”. “Vivo acelerado/a”.
- Inactividad y retraimiento de las actividades usuales. “Ya no soy la misma/el mismo”.
- Sentimientos de desesperanza o abandono. “¿Para qué?”
- Pensamientos repetitivos de muerte. La vida no se precia.
- Pérdida de placer en actividades que suelen hacerlo feliz, incluso la actividad sexual. No querer realizar actividades que antes eran divertidas.
- Sentirse irritable, frustrado con facilidad o intranquilo.
- Tener malestar, dolores físicos, dolores de cabeza o problemas estomacales que no se mejoran con tratamiento.
Es una enfermedad que puede afectar a cualquier persona, sin importar la edad, la raza, los ingresos, la cultura o el nivel educativo. Hay investigaciones que sugieren que los factores biológicos, genéticos, ambientales y psicológicos desempeñan una función en la depresión.
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¿Qué aporta la terapia a la depresión?
El tratamiento con psicofármacos y/o psicoterapia, consiguen, en la mayoría de los casos, aliviar parcialmente o en su totalidad los síntomas. Una vez se han superado los síntomas de la depresión, convendrá seguir bajo tratamiento antidepresivo el tiempo necesario para evitar posibles recaídas.
La terapia psicológica se utiliza como remedio a la depresión y sus síntomas, porque es una forma de tratamiento muy efectiva, la mayoría de las terapias duran un tiempo corto y se concentran en los pensamientos, sentimientos y problemas que la persona está teniendo en su vida en la actualidad. Con referencias al pasado.
En la terapia, se trabaja con el psicólogo o con la psicóloga clínico/a para aprender habilidades que lo ayudarán a enfrentar la vida, cambiar conductas que están causándole problemas y encontrar soluciones. No hay que sentir reparo para hablar de sus sentimientos y preocupaciones. Esta es una parte importante de sentirse mejor. Algunas metas comunes de la terapia incluyen las siguientes:
- Mejorar la salud mental y física. Mejorar los síntomas depresivos.
- Ayudar a comprender el origen de la depresión. Analizar los factores que han contribuido a producir ese malestar.
- Comprender el significado de los síntomas. Modificar actitudes y patrones de comportamiento para prevenir nuevos episodios depresivos
- Sobreponerse a los miedos e inseguridades.
- Manejar el estrés.
- Entender los eventos dolorosos pasados.
- Identificar cosas que empeoran la depresión.
- Mejorar las relaciones con familiares y amigos. O dejar de lado relaciones toxicas.
- Entender por qué algo le molesta y crear un plan para hacerle frente.
- Mejorar hábitos y dejar atrás determinados consumos; Dejar de fumar, y de consumir drogas y alcohol.
La depresión es una enfermedad que afecta a casi una quinta parte de la población mundial, tiende a la cronicidad, genera una importante discapacidad, empeora el pronóstico de otras enfermedades y está relacionada con un número significativo de incapacidades. Por todos estos motivos, es muy importante realizar un correcto diagnóstico de la depresión y ofrecer tratamientos eficaces. Si además de eficaz, el tratamiento se inicia con prontitud el pronóstico de la depresión va a ser mejor.
Inevitablemente, la psicoterapia implica una inversión de tiempo, de dinero y de emociones. Un tratamiento psicoterapéutico implica poner en juego recuerdos, miedos, vergüenzas o culpas, que pueden ser dolorosos. Una terapia muy intensa puede desbordar emocionalmente al paciente, mientras que una terapia demasiado superficial no surte efecto. Cada persona tiene su ritmo y el psicoterapeuta, psiquiatra o psicólogo, tiene que saber adaptarse.