Ayer lunes, Montserrat Guerra, participó en una interesante entrevista en Onda Cero Radio donde habló sobre las fobias vacacionales, como el miedo a volar, un mal que es tratado con mayor asiduidad en el centro de psicología a medida que se acerca el verano.
Las fobias vacacionales, que incluyen una variedad de miedos irracionales relacionados con las vacaciones, como el miedo a volar, a las multitudes o a los lugares desconocidos, tienden a aumentar significativamente durante los meses previos a las vacaciones estivales. Guerra explicó que en el centro de psicología se observa un incremento en las consultas relacionadas con estas fobias a medida que se acerca el verano. «La llegada del verano y las vacaciones suele intensificar los síntomas en las personas que sufren de fobias vacacionales, ya que el cambio de rutina y las nuevas experiencias pueden resultar abrumadores», afirmó Guerra.
A continuación podemos escuchar a la directora del área clínica del Centro de Psicología, Montserrat Guerra, hablando de las Fobias Vacacionales desde una Perspectiva Psicológica en una entrevista en Onda Cero Radio.
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Las vacaciones, tiempo destinado al descanso y disfrute, pueden convertirse en una fuente de ansiedad para muchas personas debido a diversas fobias vacacionales. Estas fobias, que son miedos irracionales y persistentes relacionados con aspectos específicos de los viajes y el tiempo libre, pueden afectar significativamente la calidad de vida y la capacidad de disfrutar de las vacaciones. A continuación, se presentan algunas de las fobias vacacionales más habituales:
- Aviofobia (miedo a volar) : El miedo a volar es una de las fobias vacacionales más comunes. Las personas que padecen aviofobia experimentan una ansiedad extrema ante la idea de subir a un avión. Los síntomas pueden incluir ataques de pánico, sudoración, palpitaciones y evitación de viajes aéreos. Esta fobia puede limitar significativamente las opciones de viaje y ocio.
- Agorafobia : Aunque la agorafobia se asocia generalmente con el miedo a los espacios abiertos ya situaciones en las que escapar podría ser difícil, puede intensificarse durante las vacaciones. Viajar a lugares desconocidos o concurridos puede provocar ansiedad intensa en quienes la padecen, llevándolos a evitar actividades sociales o viajes.
- Fobia social : La fobia social implica un miedo intenso a situaciones sociales o a ser juzgado por los demás. Durante las vacaciones, las interacciones con desconocidos, la participación en eventos sociales o simplemente estar en lugares concurridos pueden desencadenar síntomas de ansiedad severa.
- Claustrofobia : El miedo a los espacios cerrados, como ascensores, habitaciones pequeñas o incluso ciertos tipos de transporte, puede hacer que las vacaciones sean extremadamente estresantes. Las personas con claustrofobia pueden evitar actividades que impliquen estar en espacios confinados, lo que limita sus opciones de entretenimiento y ocio.
- Hodofobia (miedo a viajar) : Esta fobia se refiere al miedo generalizado a viajar, independientemente del medio de transporte. Las personas con hodofobia pueden experimentar ansiedad extrema ante la idea de salir de su entorno familiar, lo que puede llevarlas a evitar por completo las vacaciones.
- Fobia a las alturas (acrofobia) : Muchas actividades vacacionales, como escalar montañas, visitar miradores o incluso alojarse en pisos altos de hoteles, pueden ser aterradoras para quienes tienen miedo a las alturas. Esta fobia puede limitar significativamente las experiencias vacacionales.
- Fobia a las enfermedades (nosofobia) : El miedo irracional a contraer enfermedades puede intensificarse durante los viajes, especialmente a destinos extranjeros. Las personas con esta fobia pueden evitar viajar o sentirse constantemente ansiosas y preocupadas por su salud durante las vacaciones.
El tratamiento de estas fobias vacacionales generalmente incluye terapia cognitivo-conductual (TCC), que ayuda a las personas a enfrentar y manejar sus miedos, para controlar los síntomas de ansiedad. Identificar y abordar estas fobias es crucial para garantizar que las vacaciones sean una fuente de disfrute y descanso, en lugar de una causa de estrés y angustia.