Ayer lunes, Montserrat Guerra, directora del área clínica del Gabinete de Psicología, ofreció una esclarecedora entrevista en Onda Cero Radio en la que abordó el tema de la inteligencia artificial y el temor que suscita en la sociedad. Durante la entrevista, Guerra analizó los factores psicológicos que contribuyen al miedo hacia esta tecnología emergente y proporcionó valiosas perspectivas sobre cómo la inteligencia artificial está transformando diversos aspectos de nuestras vidas.
Guerra subrayó que el miedo a lo desconocido es una reacción natural, especialmente cuando se trata de tecnologías que parecen tener el potencial de alterar significativamente nuestro entorno. «La inteligencia artificial, por su capacidad de aprendizaje y toma de decisiones, genera una incertidumbre que puede resultar intimidante para muchas personas», explicó. Además, señaló que las narrativas distópicas populares en la cultura y los medios de comunicación amplifican estas ansiedades, contribuyendo a una percepción negativa.
No obstante, la directora enfatizó la importancia de la educación y la información precisa para contrarrestar estos miedos. «Comprender cómo funciona la inteligencia artificial y reconocer sus beneficios y limitaciones es crucial para mitigar el miedo», afirmó Guerra. También destacó el papel de los profesionales de la salud mental en ayudar a las personas a gestionar sus ansiedades tecnológicas y adaptarse a los cambios que estas innovaciones traen consigo.
La entrevista de Montserrat Guerra en Onda Cero Radio no solo brindó una perspectiva experta sobre el miedo a la inteligencia artificial, sino que también ofreció un llamado a la calma y a la comprensión informada frente a los avances tecnológicos.
En la historia, lo que nos da miedo son las cosas nuevas y, generalmente, las tecnologías. La inteligencia artificial es una mezcla entre neofobia, miedo a lo nuevo, que planteamos como algo biológico, algo que está dentro de nuestra psique más antigua. Todo lo que implica salir de la zona de confort nos da miedo; nos genera, por un lado, motivación y alegría, pero también incertidumbre, miedo y ansiedad. Estos miedos pueden ser individuales o colectivos, propios de una misma cultura.
Los seres humanos necesitamos tenerlo todo controlado y, cuando nos salimos un poco de ese control, aparecen los pensamientos catastrofistas, las creencias irracionales y las adaptativas, que intentan en todo momento mantenernos en esa zona de confort. Pero en esa zona de confort nunca pasa nada, nunca hay ningún tipo de avance. También nos vuelve inflexibles, y encontramos tres tipos de síntomas: unos que son emocionales, como la falta de confianza y seguridad para enfrentarse a algo nuevo; otros que son físicos, como bloqueos, taquicardias y somatizaciones; y, principalmente, síntomas cognitivos.
Esta sensación de miedo genera mucha imaginación y, de pronto, aparece la inteligencia artificial, que cumple con todos esos requisitos y nuevamente nos asusta. Los miedos más frecuentes relacionados con la inteligencia artificial son la pérdida de control y que la IA pueda hacerse muy poderosa y controlar nuestras decisiones. Esto se basa principalmente en el desconocimiento y en la falta de información, influenciada por su representación en la cultura popular.
Si observamos el cine, cada vez que aparece la inteligencia artificial, todos los seres humanos acaban muertos y se muestra la destrucción de la raza humana. Existe el temor a la pérdida de trabajos debido a la actualización tecnológica, pero esto ya lo hemos vivido con innovaciones anteriores: lo vimos con la televisión, la informática e incluso con los microondas. Siempre ha habido un terrible miedo a la pérdida de trabajo y a la incertidumbre hacia el futuro. Lógicamente, no sabemos qué va a pasar porque no hemos estado allí, y esto es algo totalmente nuevo de lo que no tenemos experiencias previas.
También hablamos de cómo afecta este miedo a lo nuevo y a la inteligencia artificial en función de las distintas edades. Los niños y adolescentes, al no tener la parte prefrontal del cerebro completamente desarrollada, enfrentan estas innovaciones con motivación, optimismo y ganas de aprender. En cambio, a partir de la primera edad adulta e incluso en la tercera edad, estamos más asentados en una zona de confort mucho más estable, con aprendizajes ya muy elaborados, y nos cuesta romper con esta inflexibilidad en nuestro día a día. Además, nuestros aprendizajes se vuelven más lentos y se dan de otra manera.
Los grandes beneficios de la inteligencia artificial, tanto en la educación como en la sanidad, están transformando profundamente estos campos. En la educación, la IA está revolucionando la forma en que los estudiantes aprenden y los profesores enseñan. Las plataformas de aprendizaje adaptativo utilizan algoritmos de IA para personalizar la experiencia educativa según las necesidades individuales de cada estudiante. Esto permite a los alumnos avanzar a su propio ritmo, identificar rápidamente las áreas en las que necesitan mejorar y recibir apoyo específico en esas áreas. Además, los chatbots educativos y los tutores virtuales proporcionan asistencia instantánea y recursos adicionales, facilitando un aprendizaje más interactivo y accesible.
Además, la inteligencia artificial puede eliminar gran parte del trabajo administrativo, ya que es capaz de adaptar los programas educativos a cada niño de forma individual. Esto libera a los maestros de tareas repetitivas, permitiéndoles centrarse más en la enseñanza y la atención personalizada. Al personalizar el aprendizaje y proporcionar retroalimentación inmediata, la IA está mejorando significativamente la eficacia educativa y reduciendo el tiempo necesario para alcanzar objetivos de aprendizaje.
En el ámbito de la sanidad, la inteligencia artificial está mejorando la precisión y la eficiencia de los diagnósticos médicos. Los sistemas de IA pueden analizar vastas cantidades de datos médicos, incluyendo historias clínicas, resultados de pruebas y estudios de imagen, para identificar patrones que podrían pasar desapercibidos para los médicos humanos. Esto no solo acelera el proceso de diagnóstico, sino que también aumenta la precisión, permitiendo una detección temprana de enfermedades y condiciones médicas. Por ejemplo, los algoritmos de IA son capaces de detectar signos tempranos de cáncer en imágenes radiológicas con una precisión comparable a la de los radiólogos experimentados.
Además, la IA está jugando un papel crucial en la investigación médica. Los modelos de IA pueden analizar datos de ensayos clínicos, literatura médica y bases de datos genómicas para identificar nuevos tratamientos y terapias personalizadas. Esto acelera significativamente el proceso de descubrimiento de medicamentos, reduciendo el tiempo y los costos asociados con el desarrollo de nuevos tratamientos. En el ámbito de la genómica, la IA ayuda a interpretar los datos complejos de secuenciación genética, facilitando el desarrollo de tratamientos personalizados basados en el perfil genético individual de cada paciente.
La inteligencia artificial también está mejorando la gestión y eficiencia de los sistemas de salud. Los algoritmos de IA pueden optimizar la programación de citas, la gestión de recursos hospitalarios y la planificación de tratamientos, reduciendo las cargas administrativas y permitiendo a los profesionales de la salud centrarse más en la atención al paciente. Además, los sistemas de monitoreo basados en IA pueden seguir el estado de los pacientes en tiempo real, alertando a los médicos sobre cualquier cambio crítico en su condición, lo que permite una intervención rápida y efectiva.
En resumen, la inteligencia artificial está proporcionando herramientas poderosas que mejoran tanto la educación como la sanidad. Al personalizar el aprendizaje y aumentar la precisión y eficiencia de los diagnósticos médicos, la IA está creando oportunidades para avances significativos en ambos campos. A medida que continuamos desarrollando y perfeccionando estas tecnologías, es fundamental abordar y mitigar los miedos y preocupaciones asociados con la IA, asegurando que su implementación se realice de manera ética y beneficiosa para toda la sociedad.