La I Jornada Práctica Clínica Actualizada en Salud Mental. Depresión: un nombre, múltiples caras, se celebrará en el Salón de Actos del Centro Hospitalario Padre Menni, el próximo día 28 de noviembre 2024, a las 9.00 horas.
Este encuentro se ha programado con el objetivo de generar un espacio de conocimiento y debate sobre todo el espectro depresivo, incidiendo en las particularidades y elementos concomitantes que, a menudo, condicionan el pronóstico; buscando una actualización que mejore la asistencia a las personas usuarias.
La incidencia de la depresión en la sociedad contemporánea y su impacto negativo.
En la actualidad, la
depresión se ha convertido en uno de los principales desafíos de salud mental a nivel global. Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), más de 280 millones de personas en el mundo padecen depresión, y esta cifra sigue en aumento debido a múltiples factores como el
estrés cotidiano, el aislamiento social, las crisis económicas, y los efectos prolongados de la pandemia por COVID-19. Este trastorno no solo afecta profundamente a quienes lo padecen, sino que también tiene un impacto significativo en sus familias, comunidades y en la sociedad en general.
La depresión va más allá de un estado pasajero de tristeza o desánimo. Es un trastorno complejo que afecta la manera en que las personas piensan, sienten y actúan, generando síntomas como pérdida de interés en actividades, fatiga persistente, dificultad para concentrarse y, en casos extremos, pensamientos suicidas. En términos sociales, esta enfermedad puede llevar al aislamiento de quienes la padecen, dificultando las relaciones personales y reduciendo su participación en actividades familiares y comunitarias.
A nivel económico, la depresión tiene un alto costo. El ausentismo laboral y la baja productividad, combinados con los gastos en atención médica, generan un impacto negativo en las economías de los países. Las empresas también sufren pérdidas, ya que los trabajadores afectados por depresión suelen rendir menos o abandonar sus empleos.
Por otro lado, la estigmatización y la falta de información agravan el problema. Muchas personas que enfrentan depresión no buscan ayuda profesional debido al miedo al rechazo oa la incomprensión. Esta barrera cultural e institucional perpetúa el sufrimiento y aumenta el riesgo de complicaciones graves.
Combatir la depresión requiere un enfoque integral. La educación es clave para reconocer los síntomas y fomentar la empatía hacia quienes la padecen. Es necesario crear espacios seguros para hablar sobre salud mental, promoviendo campañas de concienciación que rompan el estigma asociado. A nivel institucional, se debe garantizar el acceso a servicios de salud mental accesibles y de calidad, y fomentar políticas laborales que prioricen el bienestar emocional de los trabajadores.
La lucha contra la depresión es una responsabilidad compartida. Conocer sus causas, síntomas y consecuencias no solo ayuda a quienes la padecen, sino que también fortalece el tejido social al fomentar comunidades más comprensivas y resilientes. Solo enfrentándola con valentía y sensibilidad podremos mitigar su impacto y construir una sociedad más saludable.